Madeleine Mon Amour: la French Touch by Egue y Seta, Poblenou, Barcelona.

Madeleine Mon Amour, restaurante francés, Barcelona, Poblenou

Hoy, os presento un proyecto de interiorismo con sabores franceses firmado por el estudio de arquitectos  Egue y Seta. Se trata de un local a medio camino entre restaurante y pastelería (o mejor dicho salon de thé)  que abrió sus puertas a finales del 2015 en pleno corazón del Poblenou.

“Madeleine Mon Amour” es un nuevo concepto para todos los aficionados de la gastronomía francesa, tanto los que son màs de dulce como los que son màs de salado.

Antes de entrar más en detalle en el proyecto, haremos hincapié en la singularidad de la propuesta culinaria con la magdalena como elemento estrella. La conocíamos en su versión más sencilla  pero en Madeleine Mon Amour, esta joya de la tradición pastelera francesa se disfraza. Recetas dulces o saladas tal como madeleines de jamón dulce y gruyère,  salmòn/ricotta/ciboulette o frambuesa y chocolate blanco.

¿Interesante, verdad?

Madeleine Mon Amour, restaurant français, Barcelona, Poblenou

A partir de ese concepto, el dueño Luigi Masala imaginó todo un universo alrededor de ese dulce recordando a Marcel Proust y al extracto de su novela “Por el camino de Swann” donde el sabor de una Madeleine empapada en té despierta en el narrador el recuerdo de su infancia. A lo largo de los años, la “Madeleine de Proust” se ha convertido en una expresión francesa que se refiere a pequeñas cosas como sabores, olores, canciones… que recuerdan a la infancia.

Todos estos elementos convirtieron el proyecto en un verdadero desafío para Egue y Seta: crear un espacio íntimo, elegante pero acogedor recordando tanto a la Belle Epoque como al estilo Boudoir o las tiendas de lencería femenina.  ¿Resultado? Nada de encajes, tules o rosa como color dominante, se optó por la sobriedad en su versión más chic.

Restaurante francés, Barcelona, Poblenou, Madeleine Mon Amour

Desde la Rambla del Poblenou, se puede distinguir una generosa cristalera en carpintería de hierro negro y con cortinas de terciopelo  a la sombra de unos toldos blancos recordando por su forma al Paris de Hausmann. El local se organiza en dos niveles lo cual procura amplitud a ese espacio de sólo 63m2. Diferentes acabados conviven de forma natural. El hormigón, la piel desgastada o la madera rústica van de la mano con elementos chic y sofisticados tal como las molduras cobrizas o revestimientos capitoneados. Los contrastes son omnipresentes. Desde las paredes que combinan acabados metálicos fríos pero brillantes, el cemento gris sobre el cual se distingue el perfil de Paris y la Tour Eiffel, majestuosa en tonos sepia hasta el mobiliario de madera maciza. La vajilla de porcelana blanquísima rompe con el estilo por su diseño altamente femenino y moderno haciendo eco a la luminaria echa a medida por el propio estudio de arquitectos con sus bombillas de balón y filamento visto.

Restaurante francés, Barcelona, Madeleine Mon Amour, brasserie

El estilo de los taburetes y sillas, diseños de Francesc Segarra, refuerza el estilo retro sin perder en elegancia.

Los detalles no faltan pero los dejo como sorpresa a los que se animarán a visitar este local y a saborear una exquisita Madeleine o otra especialidad de la gastronomía francesa propuesta en la carta.

Enhorabuena una vez más a Egue y Seta por el trabajo realizado y por haber creado un verdadero rincón parisino en Barcelona! No olvidemos tampoco al dueño por la iniciativa y por la originalidad de su propuesta!

 

 

Datos Proyecto

Madeleine Mon Amour: Video

 Autor

Egue y Seta www.egueyseta.com

Daniel Pérez + Felipe Araujo

Promotor Madeleine Mon Amour

 Ubicación: Rambla Poble Nou 117 / 119

 Realización 2015

 Superficie de actuación: 63m2

 Fotografía VICUGO FOTO www.vicugo.com

 

 

Explosión de sabores, Tickets, Barcelona.

IMAG0288

 

Hoy os voy a hablar de un asunto que difiere de los temas puramente orientados a decoración. Mi otra pasión: la gastronomía.

Pues sí, el sábado tuve la gran suerte de comer en el Tickets, famoso restaurante de Tapas de la avenida Paralelo en Barcelona del clan de Ferràn Adrià. Hacia tiempo que teníamos ganas de ir y con mi «belle famille», nos decidimos!

Toda una experiencia, desde el primer hasta el último paso en el restaurante. Esperamos nuestra mesa (unos 10 minutos nada más) en un espacio parecido a un camarote de madera donde se nos sirve un aperitivo. Desde allí podemos disfrutar de una vista general al conjunto del restaurante. El espacio se divide en diferentes espacios que recuerdan diferentes barrios de Barcelona tal como uno que destaca por sus colores azules y líneas onduladas recordando a la Barceloneta y a su aliado mas preciado, el mar. Impacta la decoración que recuerda el circo/las ferias por su techo adornado de lámparas en forma de carpa. La llegada a nuestra mesa (lado Barceloneta) se hace de manera majestuosa con unos camareros en fila que nos dan la bienvenida. Un vez sentados, la magia puede empezar. Nos dejamos llevar por el menú sorpresa, un remolino de sabores y experiencias únicas. Platos y platos que desfilan al ritmo de nuestras ganas y de nuestros gustos. Todo parece encadenarse de manera natural y fluida cuando sabemos cuanta organización tal menú  puede representar para los cocineros. Se nos introduce cada plato con explicaciones sobre la manera de consumirlo y nos esforzamos de seguir las “reglas” como unos alumnos esmerados. Mi cuñado que trabaja en una gran pastelería de Barcelona levanta el misterio sobre las realizaciones y su concepción: esterificación, máquina de secado, solidificación… Disfrutamos de cada plato como si fuese el último, aquí no se repite ya que un plato es un único bocado. Una excepción para el jamón (Joselito por supuesto) y la carne de buey, tenemos derecho a repetir. La carne una de las mejores que nunca he probado, verdadera mantequilla que se deshace en la boca. El baile de Tapas sigue en una zona dedicada a los postres, no desvelaré demasiado cosas sobre este asunto, sólo decir que en algún momento me creí en “Alicia en el País de las Maravillas”, recuerdo tierno de mi infancia.

Regresamos a casa contentos de una grandísima experiencia. La cabeza y el paladar llenos de bellos recuerdos. ¡Altamente recomendable!